domingo, 29 de mayo de 2011

El Ser Superior

Se me ocurre que la capacidad de razonar, tiene dos consecuencias elementales y comunes a los humanos de todo el planeta. Dicho de otra manera, el ejercicio de la razón permite:
1) Que existan conflictos internos (que son causa y consecuencia en el proceso constante de elecciones, expectativas, logros, frustraciones, etc.) que generen la culpa
2) Que el hombre pueda darse cuenta de la existencia de cosas que no puede explicar

A partir de estas dos consecuencias primarias del ejercicio de razonar surge la necesidad de obtener respuestas para
lo que ve y no entiende, y la necesidad de conciliar los procesos internos. Este “vacío” que excede lo entendible y lo manejable, se rellena con una idea abstracta pero que suele ser funcional: La idea de un ser superior.

Por otra parte, no podemos dejar de pensar en el inconsciente colectivo, en la cultura. Esta le aportará una forma particular y preconcebida de asimilar la idea de un ser superior y pautará las formas de llegar a este ser superior, creándose una variedad infinita de sistemas de creencia.
Estos procesos básicos del razonamiento se hacen más notorios cuanto más básico es el pensamiento del hombre, ya sea por oligofrenia propia o por cierto subdesarrollo intelectual impuesto. Los más simples asociarán la idea del ser superior a los elementos de la naturaleza, otros más duchos en el ejercicio de la razón apelarán a símbolos, a imágenes tangibles. En la cima de los creyentes se encuentran los que poseen la capacidad (en parte por si mismo y en parte impuesta por la cultura) de concebir al ser superior como una abstracción.
Finamente, el más elevado será agnóstico, ya sea débil o fuerte.
Los ateos no nacen, se hacen

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